Perfil
Angie Salvador Morocho
18 años
fotógrafa profesional
sábado, 1 de noviembre de 2014
20 errores en
fotografía que tu bebé jamás perdonará
La fotografía de bebés es un tema apasionante y atractivo.
De eso no hay duda. Has visto cientos de fotos de bebés que te han enternecido
o despertado una sonrisa y seguro que alguna vez te ha tocado fotografiar a
alguno o has hecho por fotografiarlo. Son muchas las páginas o artículos en
revistas que nos dan consejos para conseguir una mejor foto del bebé, aún así,
se suceden los mismos errores de forma recurrente. ¿Y qué hace un buen
fotógrafo con los errores? Aprender de ellos, siempre. Eso es lo que vamos a
hacer en el artículo de hoy, desgranar esos errores tan comunes al fotografiar
a las preciosas e inocentes criaturas que nos rodean para aprender a evitarlos.
¿Te apetece el reto? Pues allá vamos.
Utilizar el flash.
El primero y más frecuente de los errores. Usar el flash con bebés tiene dos
inconvenientes importantes, puede ser perjudicial para ellos y además los
asusta, y un bebé asustado no será un buen modelo. Sí, ya lo sé, no siempre
tenemos luz suficiente para conseguir una buena imagen, por eso te recomiendo
que te leas este artículo o que en caso de utilizarlo, lo hagas siempre
rebotando y con difusores. No acerques el flash demasiado y menos aún lo
enfoques directo a sus ojos.
Elegir un fondo
erróneo. Puedes fastidiar una foto preciosa con un fondo totalmente
inadecuado. Si eliges un fondo demasiado llamativo restará protagonismo al
bebé, al igual que si hay demasiados distractores, enredos, muebles, gente… En
la primera foto vemos un claro ejemplo de elementos que desvían la atención y
que estropean la imagen. Sobra todo menos el bebé y la alfombra… Cómparala con
la segunda imagen.
Vestir al bebé de
forma equivocada. Puede que desees vestir a la criatura con sus mejores
galas, o con el pijamita que le ha regalado su madrina, o con lo más colorido
de su fondo de armario. ¡Error! Si lo que quieres es un recuerdo de esa prenda,
vale, aceptamos barco, pero si quieres una bonita imagen digna de un buen
fotógrafo, lo mejor es que la ropa no le reste protagonismo al sujeto. Utiliza
colores lisos o suaves y que no distraigan la atención del espectador.
No escoger el momento
adecuado. Como tenga hambre, sueño, frío o le duela algo, no pretendas
disparar la mejor fotografía ni por asomo. Es un bebé y no entenderá que tú
sólo quieres cinco minutitos para retratarle. Tus fotos saldrán movidas, el
bebé aparecerá llorando o con gestos poco favorecedores, tú acabarás de los
nervios y la tarjeta con imágenes que no servirán nada más que para tirar a la
papelera. Espera a que el bebé tenga todas sus necesidades cubiertas y vuelve a
la carga.
Ponerlo en brazos del
hermanito mayor. Las instantáneas con los hermanos son un recuerdo
maravilloso y realmente tierno, pero si lo que quieres es darle protagonismo al
recién llegado esta no es la forma, puesto que en brazos del mayor se verá tan
pequeñito que perderá el papel principal. Prueba a ponerlos cara a cara o en
algún gesto divertido como en las fotos siguientes.
Las prisas. Que
las prisas no son buenas no es algo nuevo. En este caso no son buenas en dos
sentidos. Cuando nace nuestro bebé estamos deseosos de presentarlo en sociedad
y lo retratamos a la más mínima oportunidad. Si utilizas esa foto para avisar a
los familiares más cercanos de que todo ha ido bien, vale, pero si lo que
pretendes es presumir de retoño, ¡¡no le hagas la faena de difundir su foto
recién salido del paritorio a todos los amigos y familiares o incluso de
publicarla en las redes sociales!! Estará hinchado, muy arrugadito y
seguramente también muy rojo o morado. Espera a que su piel tome su color
natural y baje la hinchazón para hacerle su primer retrato “oficial”, en el
futuro te lo agradecerá ;).
Por otro lado, tómate el tiempo que necesites para hacer tu
sesión de fotos con un bebé, si lo haces precipitado todo te saldrá mal, te
pondrás nervioso y el bebé acabará notando tu estado de ánimo. Mejor una sesión
relajada.
No cuidar la
iluminación. Este bebé tan guapo se luciría más si se le viera la cara. Hay
mucha luz natural alrededor y sin embargo la cara está oscurecida por las
sombras. Un reflector habría ayudado mucho.
Sacar fotos movidas.
Está claro, es un bebé y si está despierto no se va a estar quietecito por
mucho que tú se lo pidas. Si tus fotos están movidas es porque la velocidad de
obturación es demasiado baja, súbela para congelar mejor el movimiento y para
compensar, si salen oscuras, prueba a abrir el diafragma o subir el ISO.
Ojos desenfocados.
Si no buscas destacar claramente otro detalle de su rostro o de su cuerpecito
jugando con el desenfoque, enfoca bien los ojos pues son la parte más
importante y con más fuerza en un retrato.
Cortar las partes del
cuerpo o de la cara. Por mucho que te digamos que te acerques más, no te
acerques tanto como para tener que cortar una parte del rostro del bebé o de su
cuerpo, si no es con un interés claro. Cortar una oreja, la barbilla o la
manita es un error muy común pero muy fácilmente solventable.
Mantener demasiada
distancia y no moverse para buscar distintos ángulos o perspectivas. Muchas
veces por comodidad, o porque estamos concentrados en otras tareas, o
simplemente por el espacio disponible, disparamos desde ángulos poco
apropiados. Observa las diferencias entre las siguientes imágenes. La solución
es fácil, muévete y acércate más.
Ignorar los gestos y
emociones. Perderte gestos como este puede hacer que te lamentes durante
mucho tiempo. Los posados durmiendo quedan preciosos, pero no olvides que el
bebé comienza a tener su propia personalidad y a mostrarla con sus gestos y
expresiones.
Olvidar la
importancia del brillo en los ojos. El brillo de los ojos produce una
sensación muy atractiva en los retratos, observa la diferencia.
Horizonte torcido. Las
líneas de una fotografía deben estar siempre rectas. Esta foto podría ser
maravillosa, sin embargo, a mí las líneas torcidas me marean y hacen que la
imagen pierda fuerza.
Disparar en blanco y
negro. Somos muchos los enamorados del blanco y negro, pero mi consejo es
que dispares en color y después las pases al blanco y negro con algún programa
informático, de lo contrario perderás mucha información útil a la hora de
procesarlas.
Imprimir sin pasar
por el monitor del ordenador. La impaciencia te puede llevar a ir
directamente a la tienda a revelar las fotos con la tarjeta de la cámara, pero
si quieres un consejo, mejor procésalas antes para ajustar el color, el brillo
u otros parámetros. En la pantalla de la cámara pueden resultar correctos, pero
al verlos en el monitor puedes darte cuenta que no están como realmente tú
deseas.
No tener la cámara preparada.
Justo ahora en este momento que te sorprende con sus primera sonrisas, o con un
gesto que te enamora la cámara está guardada en su funda en lo más profundo de
un armario, o la tienes a mano pero sin batería o con la tarjeta llena… ¡menuda
faena! Acabas de perderte un momento delicioso.
La pereza. Te
despiertas con tu precioso bebé al lado que está para hacerle no una, sino
decenas de fotos, pero estás cansada (o cansado) y quieres seguir durmiendo
aprovechando este momento de paz. Dentro de unos años no te acordarás de ese
cansancio, sin embargo la foto permanecerá… No dejes nunca las fotos para
mañana, el bebé crecerá y no habrá marcha atrás, ¡aprovecha toda oportunidad!
No revelar en papel.
Acumular cientos de imágenes en el ordenador y no imprimirlas es una mala
costumbre que se ha extendido en la era digital. Antes la impaciencia para
verlas nos lanzaba fugaces a la tienda de revelado para poder ver el resultado,
ahora lo vemos instantáneo y no nos corre prisa el revelado, así que nos
dedicamos a llenar el disco duro. ¿A qué esperas? Haz una buena selección y
disfruta del placer de ver, tocar y presumir de tus imágenes en papel.
No disparar lo
suficiente. Precisamente la era digital nos da la oportunidad de disparar
cuanto queramos sin necesidad de revelar todo, dispara, dispara y dispara.
Cuantas más fotos tires, más probabilidades tendrás de conseguir la foto ideal.
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